jueves, 2 de diciembre de 2010

Memoria I

"Quizá esta sea la última vez que llore por ti
Quizá este sea el momento de olvidar
De dejar que te hundas en mi mente,
Que cruces como el viento a través de mis recuerdos,

Quizá es tiempo de dejar que fluyas como un rio
No volveré a cruzarme con la misma agua
Tomaré mis decisiones en base a lo que deseo
Quizá al fin es el momento de dejarte ir

Pero, quizá no sea así…
Debo retenerte en mi mente
No puedo dejarte ir
No puedo perdonarme y olvidar

Quizá lo mejor sea arrancarte de mi mente de un jalón
Olvidar cada instante vivido, suprimirlos uno a uno
No debí volver a lo anterior, no debía escuchar ya
Sus palabras como cuchillas en un momento inesperado

Pero a pesar de todo, de cada suceso que ocurre
De cada daño recibido, de cada herida dada
Prefiero que sigas en mí, como un recordatorio
Aunque no siempre funcione así."

jueves, 4 de noviembre de 2010

Narración

Tomé su mano alrededor de la mía, caminábamos entre el parque metiéndonos entre la vegetación semi-boscosa como hacía ya unos cuantos años, ahora yo ya no era tan ágil como antes y resbalaba con facilidad por algunas piedras. – Casi llegamos – Murmuró sonriéndome con suavidad y jalándome hacia él, quedando así frente a frente, la calidez de su mirada me envolvió, como lo había hecho siempre, desde la primera vez que nos vimos y no pude evitar sonrojarme y sonreírle.

Cruzamos el pequeño riachuelo que rodeaba el parque sin alguna otra dificultad, el atardecer pintaba las copas de los arboles de un suave color anaranjado y el trinar de las aves comenzaba a perderse en el ulular de los búhos y las lechuzas que esperaban el salir de la luna para emprender el vuelo, una suave brisa se filtraba entre los árboles y se fusionaba con el aire que descendía desde la montaña que se extendía tras el parque.

Nuestro hogar se dibujaba a lo lejos, era sencillo, pero era nuestro; aquella pequeña casa marrón con rejillas negras decoradas en los marcos de las habitaciones y rodeando el balcón de nuestra habitación, ese pequeño balconcillo que permitía la entrada de la luz lunar y el observarla con claridad, ese vitral de la ventana del baño del piso de arriba, el del final del pasillo, que tenía una imagen similar a la de un castillo ingles de esos que solían ser escenarios para las historias de princesas o guerreros que tanto les gustaba escuchar antes de dormir a los niños o aquel paisaje nocturno que embellecía nuestra sala.

Nos detuvimos frente al portón, la luna brillaba justo sobre nosotros, mientras una nube la eclipsaba a cada instante hasta cubrirla toda… Algo no estaba bien.

El suelo retumbo bajo nuestros pies, primero como una lenta sacudida y después con violencia haciéndonos casi perder el equilibrio, lo sostuve del brazo, como cada vez que algo me asustaba o me alteraba, me abrazaba fuerte a su brazo. Un crujido sonó bajo nuestros pies, mis ojos se clavaron en una pared que daba justo al cuarto en el que ellos debían estar, me aleje de él y con un movimiento brusco abrí el portón y corrí a través de las fisuras que se habían formado sobre nuestro patio, sus manos rodearon mi cintura impidiéndome seguir.

- ¿Qué estás haciendo? Debemos ir por ellos, son… - - No, no lo entiendes, ¿Verdad? – Su voz sonaba tan diferente a como yo la había escuchado antes, me aferre a sus brazos y como pude fije mi mirada en la suya - ¿Por qué me impides ayudarlos? ¿Por qué actúas así? Ellos nos necesitan y… -  - No nos necesitan, nunca nos han necesitado, porque esto… nunca ha sido real… -

domingo, 24 de octubre de 2010

Liberación

Su risa traspasaba mis oídos, quería ahogarla, bloquearla o terminar mi agonía. Su voz se tornaba de repente agresiva y luego volvía a su común tono burlón y satírico que tanto me hacia enojar, prefería escuchar sus gritos furiosos que raspaban mi corazón a sentir sus burlas sobre mi espíritu mientras este flanqueaba y se quebrantaba lentamente.

Mi mirada se clavaba en su faz y sentía a cada instante como me ahogaba su simple respirar, y como la opresión que sentía en mi pecho ascendía, no podía seguir así, debía terminar con mi dolor, con mi sufrimiento, pero ¿De qué manera podría?

Una idea fugaz cubrió mi mente, no era posible que pensara en eso, pero no había otra solución que se me ocurriese tal cosa pero era lo único que podría hacer para sentirme libre aunque fuese por un segundo, además ¿Quién se enteraría? El lugar, según yo, estaba vacío en su totalidad sólo estábamos las dos, tan solo ella y yo, y ahogada en este pensamiento una fría sonrisa se formo en mi rostro.

Mire a ambos lados fascinada por mi idea, tal como había pensado antes, estábamos totalmente solas, una carcajada interna surgió y sigilosamente desaparecí de su lado. Era mi oportunidad, quizá sería la única que tendría por un largo tiempo o la primera y última en mi existencia, la mire de nuevo, era vieja y por el modo en que actuaba sufría mucho, yo podría acabar con su dolor, liberarla de aquel sufrimiento que era para ella seguir en el mundo terrenal, en este mundo lleno de odio y malicia, yo podría ser su salvadora, por una vez yo podría hacer algo bien, algo bueno para ella.

Me escondí tras la puerta de la cocina y la observe a través de un reflejo, una risa incontenible se apoderó de mi, una risa desesperada. Por primera vez veía concretamente una solución sin obstáculos a mis problemas, pero de un momento a otro, mi sonrisa se apagó, tenía algunos problemas, pero que más daban, debía hacerlo, era mi deber, era mi única salvación.

Tomé la correa de mi mascota entre mis manos, recorrí mis dedos nerviosamente con ella, no debía, después de todo, su sangre recorría mis venas. Baje con lentitud la correa, su voz resonó de nuevo y camine con pesadez hacia ella - ¿Qué estás haciendo? Seguramente nada útil como siempre, si fueras tan solo la mitad de lo que tu hermana es, pero ni a una de sus uñas llegas, eres tan inútil… - Veía sus labios moverse con ese gesto que denotaba superioridad, me sentía tan miserable de nuevo, baje el rostro y la vi, esa pequeña correa de cuero resbalando entre mis dedos, rozando apenas el suelo. Todo debía terminar ahora.

Me lance hacía ella y rodee su cuello con la cuerda, sus manos llegaron a mi rostro y sus uñas se clavaron en mi rostro, pero ya no podía parar, reía sin parar entre sus gritos angustiosos, la correa se cerraba mas y mas alrededor del cuello mientras mis manos hacían presión sobre este, ella comenzó a toser, la sangre salía mezclada entre saliva y caía sobre mi rostro y mis manos, un hilo de sangre resbalaba por sus labios y sobre su mejilla para terminar en mis manos, el silencio rodeo el lugar, separe mis manos de su cuello y la correa se destenso, pero su gesto, ese maldito gesto que me hacía sentir en el infierno seguía dibujado en su rostro, no podía más.

Deje caer un puñetazo sobre su arrugado rostro y seguí con otro, uno tras otro, la sangre bañaba mi rostro y mis manos, me quemaba, pero no me interesaba, era una ardiente liberación de mi agonía, al fin podía respirar sin sentir su pútrido aliento contaminando el aire, sin ver su arrugado gesto burlón, sin sentir su demoniaca presencia junto a mí, sin sentirme eternamente atrapada.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Sin título...

Hola… ¿Cómo estás?... Una pregunta boba, lo sé… pero es simplemente que no creí volver a escribir en esta pequeña libreta que lleve como diario durante la secundaria y no sé cómo empezar a redactar lo que quiero contarte… Quizá te preguntaras el por qué la tome de nuevo, creo que fue aquel sueño que ha vuelto a mí como recordatorio de lo ocurrido, yo sé, ya debería haberlo olvidado… pero creo pude haberlo evitado o tal vez no, sigo auto torturándome con lo mismo, pero es simplemente que sigo sintiendo esa frágil culpabilidad, lo sé, no debo cargar sola con esto, pero no creo que él lo recuerde del todo o quizá si… en realidad me es ya indiferente, después de lo que hice no podría esperarse otra clase de reacción, pero espero haya comprendido el por qué actué de esa manera, espero él lo haya entendido, porque yo no. Ha pasado algo de tiempo desde la última vez que lo vi, se veía bastante cambiado a como lo conocí y creo que ninguno de los dos está dispuesto a retomar una comunicación con el otro, no era para menos, pero ya no importa, no escribiré mas respecto a él, no tiene ya importancia.

Sabes… han pasado ya tres años casi cuatro y aun no puedo creer lo estúpida que fui, creo que me cegué, pero en fin, ya no puedo cambiar la realidad. Sabes, quisiera evitar a toda costa que se repitiera, pero conoces mi carácter, es absurdo yo lo sé, pero obsesivo, y cuando algo se plantea en mi mente mi carácter lo apoya y se aferra a él como una sanguijuela, pero he cambiado yo también, no soy tan cerrada como lo era antes, creo es lo único bueno que dejo aquel suceso, no creo que eso sirva del todo, menos para mi situación actual, sabes cómo soy, no pude evitar hablar así, ni decir lo que dije, soy impulsiva y vengativa, rencorosa y cuando algo me afecta mi voz y mis gestos lo denotan. Pero esa no es la razón por la que hoy redacto este escrito.

¿Cómo contarte lo que me ha ocurrido desde la última vez que te hable? Bueno empezare por lo primero, la preparatoria en la que estoy es extraña, no tiene caso el hablarte respecto a lo escolar sería absurdo y monótono, así que eso lo dejare fuera. Corte con él… debía empezar por ahí, lo sabemos, el por qué no te lo diré, solo mencionare que por fin entendí lo que decían respecto a mi cambio, sé que probablemente te hayas dado cuenta de todo lo que ocurría, pero no importa, lo vi hace unos meses, no lo describiré, no tiene ya importancia, en realidad está mejor así.

Ha pasado el tiempo y creo es importante resaltar que en la prepa se ven otros intereses, pero las amistades son buenas, cada uno es diferente en ciertos aspectos, pero he hecho buenos amigos, así como también compañeros de relajo y de trabajo, muchas personas diferentes. Claro, no es tan fácil como la secundaria, las amistades son raras, no describiré a aquellos pocos que considero mis amigos, solo te diré que son buenos, se ayudan entre ellos, se preocupan si alguno está mal, cosas de ese tipo, lo que esperas de un amigo…

No seguiré escribiendo más, no tiene en realidad caso, lo que haga ahora ya no te servirá, después de todo no lo hice a tiempo, me arrepiento totalmente de eso, y antes de termine solo me disculpare una vez más…

Adiós amiga, y espero, esta sea la última vez que la culpa atraviese mi mente pues la muerte es algo totalmente intrigante…

domingo, 29 de agosto de 2010

Negación

No debo, no puedo, simplemente no debe ser, no quiero pasar por lo mismo, no quiero saber que no estará, que de un momento a otro todo puede cambiar y suprimirse en la realidad para quedar tan solo como una memoria fantasma en nuestras mentes. Me reúso a aceptarlo, a imaginarlo siquiera, es más, puedo decir que me reúso hasta pensar por algún instante que pueda ser en verdad eso. Pero sé que es posible; temo perderlo, extraño su calidez al partir, su torpe sonreír, su vaga mirada, mas aun a sabiendas de esto creo que es inaceptable el hecho de que algo así cruce por mi mente, de que sea tan siquiera capaz de desearlo. ¡No!, no puedo tan siquiera desearlo, me niego a pensar en ello, mas es algo inevitable, al verlo mi corazón se acelera, hasta en más de una ocasión puedo aceptar que me he descubierto dibujando una tímida sonrisa en mi rostro a pesar de lo molesto que haya sido todo. Más me negó firmemente a acceder a tal debilidad natural, ¿Debilidad? ¿Lo es en verdad? No lo creo, realmente no lo creo, pero debe ser así o, ¿Cómo debo describirlo en verdad?, Simple pregunta con complicada respuesta, quizá como algo bello, fantástico, deseado… pero tenebroso, doloroso… algo simplemente difícil de aceptar.

Me detenía en un abrazo perpetuó, pero debía negarme a todo lo que pudiera sentir, y mientras transcurría el tiempo mantenía mi cabeza tan solo recargada en su pecho; adoraba ese pequeño ruido, su suavidad, su distinción, su ritmo, sonreía sin pensar en algo más, visualizándolo todo, si, he de admitir que, por un instante, construí un mundo tan solo para nosotros dos.

El tiempo se nos acababa, él se marcharía en poco tiempo y yo me negaba a soltarlo. ¿Por qué nos negamos a aceptar lo forzoso? Luchamos con aquello que simplemente es lo que debe ser, ignoramos la realidad y nos enfrentamos a lo adverso decididamente, ¿Somos lo que somos en verdad o somos lo que debemos ser, lo que nos es marcado? No lo sé, pero puedo decir con firmeza que no soy quien soy en realidad, soy una sombra de lo que debería ser, ¿Por qué no soy tan siquiera capaz de ser lo que debería ser? Sé la respuesta de esto, es simplemente por esa parte rebelde de mí, incapaz de acatar una sola orden y dispuesta a rechazar lo que le es obligado respetar.

Y ahora estaba aquí, aferrada a una errada creencia, a la creencia que negaba toda la realidad. Él se movió aferrándome más y acerco su cabeza a la mía recargándose en mi hombro y unas palabras surgieron de sus labios, esas palabras que impactaban en mi mente y resonaban en lo más recóndito de mi memoria. Ese simple “Te quiero” se convertía en algo más que un par de palabras, se convertía en una especie de máquina del tiempo que atraía al presente mi antigua felicidad: lo veía, lo sentía, ahora se había transformado en mi presente, me oprimía junto a él y susurraba las últimas palabras tiernas que me diría al oído.

Reaccione y lo vi, era diferente, o al menos me gusta creer que es así, que aun es así, sonrío sintiéndolo junto a mí, lo quiero, lo quiero demasiado pero me es imposible el aceptar que quizá sea algo más, no puedo permitir que sea algo más, me niego rotundamente, pero el tiempo pasa y mientras los minutos se convierten en meses todo cambia y aun así, como una contradicción, oculto la realidad.

Pero heme aquí, sintiendo el latir de su corazón, la contracción de su pecho al respirar, su respiración en mi nuca y su calidez corporal, y aun así negándome a aceptar lo obvio, pero debo seguir así… Me es imposible el rechazar la única ley del juego.

lunes, 16 de agosto de 2010

Inaceptable

“Por un instante olvide quien era yo en verdad y la mire desafiante, exigiéndole se excusara por su inaceptable comportamiento y ella cambio su mirada a una altanera, ¿Quién era yo para ordenarle? No era más que yo y sin embargo me opacaba como el diamante al carbón, ellos la ovacionaban, y he de admitir que yo solía hacerlo también; la admiraba, era como un ejemplo a seguir, solía serlo, mas ahora todo había cambiado, ella misma había cambiado y de una forma idóneamente negativa. Sus palabras eran frías, hirientes, despreciativas, las recibía sin parpadear, después de todo conmigo siempre había sido así, era débil, y aunque yo soportaba sus palabras me hería el ver como dañaban a los demás.

Siempre me había guiado por lo que yo consideraba honorable, era uno de mis grandes defectos o quizá era una virtud, no lo sé en realidad.

Había sido tan ilusa, pero que se podía esperar de alguien como yo, tan cobarde, pero ahora veía la realidad, debía dar un golpe certero para desaparecer ese dolor creciente, mas no podía, lo he dicho antes, soy demasiado cobarde y le temía o más bien me temía, a esa parte inhumana de mi, a esa parte dominante y poderosa. Me limite a cerrar los ojos, yo era nadie para juzgarla y sin embargo debía lograr hacer algo, pasó el tiempo era común el ver los cambios entre las personas sin embargo adoraba observarlos con gran tenacidad, siempre alerta, en espera de algo, siempre externa.

Ellos no podrían derrumbarme, era algo que yo deseaba, que se había convertido en una parte de mí, me gire ignorándolos y entonces lo vi, con esa cálida mirada, con esa firme e irónica sonrisa, con sus palabras de aliento, con esa poesía de colegial tan fascinante y bella… Su mirada era fuerte, pero no tanto como para retenerme, mire hacia atrás, ellos seguían ahí; tan vacios, tan llenos de ira e incomprensión, tan equivocados y, a la vez, tan susceptibles a un adiós. Sería tan fácil el desligarme de ellos, lo era en verdad, de un tajo corté lo que me unía a ellos y triunfante me giré hacía él. No podía ser, no era verdad, no podía ser una ilusión, pero era así, ese ser perfecto no existía, solo era un lobo disfrazado de cordero, un demonio oculto en plumas de ángel, un ser vil.

Era algo sorpresivo, era lo contrario a lo esperado, pero… ¿Era su culpa o mía por ser tan tonta como para haber caído en él? Simple, era mi culpa… me lo merecía he de admitir, por ese acto inaceptable que había cometido, lo había rechazado todo por una ilusión, por una simple fantasía y sin embargo ya era tarde, poco quedaba por salvar.

Por ahora debía protegerme, pero sus risas martillaban mis oídos, me tumbaban, me herían, yo era nada para ellos, ¿Qué podía ofrecer?, Simple error mío, el creer que era nada cuando en realidad era un todo, elegí lo que creí correcto, no realmente para mí. Pero era algo inaceptable lo que lo rodeaba, a fin de cuentas, no era algo nuevo, no era algo que no se haya hecho antes o al menos pensado, simplemente era algo más. Solo debía sonreír, era algo inaceptable el actuar despreciativa hacia algo de esa magnitud.

No son celos, tampoco envidia, sé que es solo temor, temor a no ser algo, a no ser como él, quizá me arrepentiré de aceptarlo, pero yo no soy alguien a quien se le pueda alabar, no poseo sus ideas, no poseo sus sueños, no sigo sus planes, al menos él podría llegar a ser lo que yo debería ser, pero, él no lo haría. Ten cercano y lejano a la vez, tan amigo y enemigo, tan similar y tan diferente. Fue más que un golpe letal, porque él podía hacer lo que yo nunca lograría, lo que yo simplemente no era.

Ahora es cuando creo es mejor cerrarse u ocultarse como una tortuga en su caparazón, no hay nada que pueda decir, ni que pueda hacer, soy nadie y soy todo a la vez. He creído en muchas personas pero he aprendido a no hacerlo más, quizá sea por ese carácter huraño que me he forjado, o por esa forma burlona y altanera de ver a los demás, quizá simplemente por lo agradable que es saber que soy algo inaceptable, que soy algo del todo contrario a lo que debería ser, a lo que debería seguir, lo que debería pensar. Es algo extraño, triste en realidad, pero a la vez es esa sensación de solitaria individualidad.”

viernes, 30 de julio de 2010

Fragmento

Roce suavemente mis manos sobre su cara imaginando sus facciones, dibujándolas a la perfección en mi mente, cada detalle; sus labios suaves y cálidos, sus mejillas ligeramente sonrosadas, sus ojos alertas pero cariñosos, ella temblaba lo podía sentir.

Su mano se poso en mi mejilla, mientras unos gritos se escuchaban de fondo, solloce y una traicionera lagrima cayó sobre su piel.

- Te quiero demasiado, Rose – Alcance a murmurar y la abrace pegándola a mi pecho, quería protegerla de todo tan solo con abrazarla.

- Y yo a ti, Michael – Contesto ella después de un breve silencio, ella era fuerte, podía mantenerse firme a pesar de la situación, podría soportar sin mí.

Un aullido resonó a lo lejos, el equipo de caza me alcanzaba, la solté con lentitud, mi mano temblorosa se despego de su piel, no deseaba partir, pero las consecuencias serian terribles de permanecer, en mi mente bese sus labios e imagine que por un instante aquello era la realidad, reaccionando al sentir el frio invernal y me prepare para correr rumbo al bosque, girando al instante, su piel suave se aferro a mi mano; como un árbol aferrándose a la tierra mientras la tempestad arrasa con su alrededor, ella clavó su mirada en mí, no podía verla pero sentía su calidez envolviéndome, pura pero frágil como el cristal.

- Rose, debo irme, si ellos… - Su mano apretó la mía con fuerza haciéndome callar.

Era tarde para mí, ella lo sabía, había cometido muchos errores a lo largo de mi vida, había mentido, había traicionado, había sido altanero, engreído, cruel, infame, había deshonrado a mi familia, había juzgado a mis amigos, los había herido y a ella también, y sin embargo ahora estaba ahí, aferrándose a mí, evitando que me alejara.

Intente zafarme de ella, pero algo más me retenía, yo mismo, o al menos una parte de mi.

- Iré contigo – Dijo al fin y sin agregar algo más se encamino al bosque adelantándose.

Los tambores resonaban en mi cabeza, anunciaban mi muerte, mi castigo por el error cometido, quizá mis motivos eran razonables pero para ellos no eran importantes, mucho menos para él.

Para él yo era lo peor de este mundo, quizá no lo peor, debo admitir que en algún instante lo había considerado como alguien importante para mí, he de admitir que aun lo sentía; quizá porque nos entendíamos, quizá por las semejanzas entre uno y otro, quizá por aquella platicas bajo la lluvia, o por las risas compartidas, quizá por otras cosas más que nos unieron, pero todo había cambiado, para este instante, ya no era más que el sujeto que lo separaba de aquello que le hacía bien, que era importante para él, aunque para mi ambos constituían una parte de lo que era yo en la actualidad.

No llovía y sin embargo se sentía la humedad del bosque, mi mano rodeaba la suya en su totalidad, la jalaba sin darle un poco de libertad, sin darle un poco de tiempo, no lo teníamos después de todo, ella temblaba, y a pesar de estar corriendo podía sentirlo, no era frio en realidad, la entendía, pero al final era algo que yo siempre había deseado evitar, y sin embargo ahí estaba, una de mis pesadillas vuelta realidad.

El lago se mostro ante nosotros, con su belleza sin igual, con la cascada rodeando uno de sus lados, con la luna iluminando una parte de su superficie y formando un halo de luz colorida al iluminar la brisa de la caída, nos sentamos frente a ella, sin evitar suspirar, había tantos recuerdos en aquel lugar; un par de nombres rodeados por un corazón, un encuentro inesperado, una historia increíble, un destino incierto, un futuro trémulo, una amistad perdida, un odio nacido, un miedo acrecentado.

La calma nos cubrió en ese pequeño instante, mientras su calor rodeaba mi cuerpo, mientras mis manos rozaban su piel, mientras sus ojos reflejaban el destello de esa luna singular, mientras, por un instante, solo ella estaba en mí.

martes, 29 de junio de 2010

5 meses

No sé cómo empezó todo, no sé en qué instante me di cuenta de que se había vuelto alguien tan especial en mi vida, quizá fue desde el primer instante en que vi su rostro; sus labios delgados y finos, sus mejillas ligeramente sonrosadas, pero sobre todo sus ojos, ese par de ojos que me observaban sin parpadear, con tanta dulzura, con tanto cariño, que me hacían sentir segura. En realidad no podría describir cuando fue que me perdí en él, pero por ahora deseaba solo disfrutar el tiempo que quedaba.


No sé como llegue a esto, solo sé que desde que la vi quede encantado por ella, estar a su lado me devolvía mi tranquilidad, mi paz, mi felicidad, probablemente era su forma de mirarme o quizá también la forma en que hablaba, el tono de su voz, que se yo realmente, lo único que sabía era que ya no la vería mas y aunque la viese, ya no podría sentirla.

 
El tiempo transcurre con fiereza, devora esperanzas y sueños, ruge furioso, mientras el reloj muestra su cara, le temía a este último de una forma muy extraña, quería que se congelara, que dejara de correr tan solo para permitir estar un poco mas con él.


Debía ser firme, yo había tomado esa decisión y no podía arrepentirme, a pesar del suave sonido del piano acompañado del grupo que animaba la velada podía escuchar las manecillas moverse ansiosas por alinearse, no sabía cuando tiempo nos quedaba, lo aceptaba, estaba aterrado.


Quería abrazarlo, besarlo, sentirlo junto a mi antes de que desapareciera de mi vida para siempre, pero no podía, conocía muy bien este baile, el contacto era algo casi imposible, solo estaba su mano tan cerca de la mía y a pesar de ello no podía tocarla, mire de reojo el reloj y no pude evitar sollozar al ver las manecillas casi alineadas.


Mire sus ojos cristalizados, era mi culpa que ella sufriera, no me gustaba verla así, pero prefería mil veces que estuviese sana y a salvo lejos de mi a mantenerla en un constante peligro junto a mí, era una decisión difícil, pero era lo mejor. Una lágrima resbalo por su mejilla y no pude evitar rozar su mejilla con mi mano deteniendo el paso de esa lágrima.


Sentí la calidez de su mano mientras sus dedos recorrían mi mejilla, una sonrisa se dibujo en su rostro y posee mí otra mano en su hombro y él en mi cintura, nuestro baile se transformo en algo más que una danza sin toque, era como una especie de abrazo.



Danzábamos sin parar al ritmo de la música, le sonreí, no podía evitarlo me recordaba aquella época en que éramos solo ella y yo. – Te quiero demasiado – Murmuré observando fijamente sus ojos y mis labios temblaron, no pude evitar ver el reloj, tan cerca del final, de nuestro final.


Otra lagrima resbalo por mi mejilla, me acerque a él y lo abrace, no deseaba hacerlo más difícil de lo que ya era, recargue mi cabeza en su pecho, escuchaba su latir, sentía su respirar, el tiempo había llegado a su fin, las manecillas estaban alineadas, el tic tac había cesado, por unos instantes el silencio cubrió el salón y el tiempo se detuvo, nos miramos fijamente, sus labios se posaron en los míos, tan cálidos, tan suaves como siempre había soñado, el ruido metálico del péndulo del gran reloj rompió el silencio, abrí los ojos, sus labios se acercaron a mi oído recorriendo mi rostro, me aferré a él y mientras se desvanecía lentamente de entre mis manos sus últimas palabras se quedaron flotando en el aire.

martes, 15 de junio de 2010

Untitled

Por un instante una sonrisa se dibujo en sus labios y una risa demente emergió, reía sin control alguno, no podía negar esa felicidad que le invadía, era algo que había deseado por tanto tiempo, era feliz, entre aquella masa de gente, por fin, brillaba.

A pesar del dolor de su interior esa sonrisa destellaba armonía, calma, euforia y felicidad, a pesar de aquellas heridas, todo parecía ir bien.

Tomó el pequeño aparato entre sus manos y leyó una vez más, no podía creer que había sido tan tonta como para no darse cuenta de que no lo necesitaba, él la necesitaba a ella.

El enojo cubrió entonces su rostro y lanzo con furia el objeto hacia la cama observándolo fijamente mientras blasfemaba contra el pasado.

Se sentó observando fijamente hacia el espejo, un par de lágrimas cubrían sus ojos, pero no eran de tristeza, eran de rabia, rabia por el tiempo perdido, por la felicidad apagada, por el antiguo llanto, simplemente eran lagrimas de rabia hacia sí misma.

Una canción sonó en la radio, una canción dulce y armoniosa, una canción que le recordaba a aquella persona que la hacía feliz, levanto el rostro y se vio fijamente, estaba bien, no había nada ahí que ella no pudiera superar, todos los obstáculos podía por fin vencerlos, entonces podía estar bien con todo a su alrededor, sin importar nada más.

El día transcurría a su velocidad normal, y a pesar de ser un día cualquiera entre semana para ella no era un día común, algo especial había sucedido, algo había logrado levantarla. Lentamente el sol se movía por el cielo hasta dar paso a la luna, a ese pequeño astro, ella lo observo fijamente igual como antes había hecho consigo misma en el espejo, era un astro especial, a pesar de no estar completa era especial.

Su felicidad seguía, a pesar de todo, esa sonrisa continuaba en su rostro, esperaba pacientemente por la cena, por fin la llamo su madre y ella levantándose con seguridad se dirigió a la mesa del comedor.

Por un instante el tiempo se detuvo mientras el pequeño aparato sonaba con su tajante musiquita, ella tomo el teléfono y al leer el nombre se lo entrego a su madre.

- Hola, ¿Cómo estás? – Contesto ella sonriendo mientras desaparecía por la cocina.

Un gélido silencio cubrió el lugar, y un sollozo apagado rompió la felicidad que había invadido hasta ese instante a la chica. La mujer salió de la cocina y dirigió una mirada vacía a los presentes, ella pudo entender que sucedía, aquella llamada era una de las que no se desean recibir y sin embargo son recibidas con tristeza, la mujer se dirigió a la habitación conyugal y preparo una maleta, beso la frente de su hija y susurro un nombre en su oído, la mente de la chica se bloqueo mientras veía desaparecer a su madre por la puerta de la casa, tan solo pudo observar a su padre pero no logro comprender a que se referían con aquellas palabras, no comprendía quien era aquel sujeto, no recordaba nada respecto a aquella persona y sin embargo sabia que la conocía, solo sentía aquellas terribles ganas de echarse a reír como una demente, de burlarse de todo a su alrededor y sobre todo de burlarse de ella misma.

viernes, 11 de junio de 2010

Misantropía

“Es simple, existe el bien y existe el mal; los dos lados son opuestos, tan diferentes como el día y la noche y la línea que los divide es clara… O al menos se supone que lo sea.”

Es difícil comprender cuál es el bien y el mal, cuando lo que buscas es malo para los demás seres humanos pero bueno para ti mismo, en realidad es algo relativo, lo bueno no lo es para algunos, desafortunadamente esos algunos tienen más peso que lo demás, más bien es contrariada esta situación, para un hedonista elegir el espíritu ante el placer sería incorrecto, no planeo meterme con corrientes filosóficas por que no es así como debería guiarse esta división dual, después de todo están basadas en los deseos humanos, solo una pregunta surge de mi lado ¿Si para mi es bueno es necesario que sea malo para los demás?

- Deberías observar como huyen al verse rodeados, como si fueran patéticos seres, su poder no se compara al nuestro y sin embargo se sienten los reyes, son egocéntricos, débiles, altaneros, orgullosos, insensibles, observan a su alrededor con ese inconfundible aire de grandeza, sintiéndose más que lo demás, pero mira atentamente y veras un montón de seres cobardes temerosos de una rebelión –
- No es verdad, son también seres vivos… -
- ¡Exacto! Mi débil contraparte, no te das cuenta, son seres vivos, dime, ¿Qué pasa si un humano mata a un animal? –
- Lo… celebran –
- Exacto, vamos bien, ahora, a la inversa, ¿Qué sucede si un animal mata a un humano? –
- Lo… asesinan...
- Más que asesinar, ¡Lo crucifican!, lo hacen ver como la peor catástrofe existente en este mundo mientras ellos emergen y se apoderan de él como cucarachas.

Mientras más pasa el tiempo me cuesta mas trabajo creer lo que ha ocurrido, todo parece tan lejano a mí, no es que sea yo alguna humanista desquiciada pero esta nueva forma de observar los hechos es, simplemente, contraria a aquel mundo perfecto que visualizamos.

Nos vemos envueltos en ciertas circunstancias donde nuestra perfección se ve eclipsada por algo más.

Algunos días han transcurrido, son sucesos que han marcado mi forma de pensar, que me han permitido apreciar las cosas de su contraparte, desafortunadamente no puede hacer nada. He visto como la sociedad humana, la sociedad perfecta se desmorona; humanos que matan humanos, hermanos peleados, familiares muertos, uniones desaparecidas, amistades apagadas, hijos que huyen de casa, jóvenes que se suicidan, hijos malagradecidos, gente enfurecida, adultos gruñones, nietos groseros, padres insatisfechos. En fin, he visto como nuestra sociedad decae, nos es que de repente me importe mucho la sociedad solamente es observar el panorama general con el cual nuestra sociedad decae.

“Un niño caminaba temeroso con un pequeño paquete en las manos, el sol comenzaba a iluminar la callejuela en la cual se adentraba, los locales se mantenían cerrados a excepción de aquel que se encontraba al final de la calle.

Por algún instante no divisaba nada, tan solo escuchaba algunos ladridos apagados, se acerco lentamente a aquel lugar, una gran cantidad de personas cerraba un círculo alrededor de aquel lugar.

Por fin pudo divisar el catastrófico espectáculo; gruñían cegados por el deseo de poder, escupiéndoles a aquellos seres mientras estos tan solo hacían lo que les permitían sus débiles esfuerzos, uno logro incorporarse y se le lanzo al otro con renovado ímpetu ante una patada de uno de los presentes, el otro tan solo logro esquivar con un lento movimiento a su compañero, ambos enemistados tan solo por la furia y el placer humano, ambos sangrantes, ambos cansados, ambos debilitados, ambos simplemente reducidos a cruel entretenimiento, el segundo logro incorporarse y clavo sus dientes en el cuello de su aturdido contrincante y un par de rojizos hilos resbalaron por su mandíbula.

- Deténganse – Grito el niño con lagrimosa voz, un par de hombres lo miraron, burlones de su frágil intento y uno de ellos le escupió a la criatura que con fuerza sostenía el cuello de su agonizante compañero.

- Deténganse –
Gruño el niño enfurecido y con los ojos acuosos se lanzo hacia aquel sujeto golpeándolo con toda su fuerza en la cara, las demás personas se colocaron alrededor se esta nueva pelea y las dos criaturas cayeron agotadas mientras brotaba una sustancia rojiza de su piel.

El sujeto tomo al niño de la ropa levantándolo hasta ponerlo frente a su rostro, observándolo hastiado, levanto un puño clavándoselo al pequeño en el pecho y le dejo caer con ayuda del impacto, el niño permaneció en el suelo inmovilizado por el impacto, entreabrió ligeramente sus ojos y observo los zapatos del tipo que lo había golpeado, así como a aquel par de perros intentando incorporándose imposibilitados por el dolor, un tronido llamo su atención y clavo su mirada en otro sujeto quien empuñaba una pistola.

- Criatura inútil – Murmuro y un disparo se escucho apagando uno de los gemidos.

Dos gruesas lagrimas cayeron por la mejilla del niño, el sujeto apunto la pistola hacia él otro débil ser, quien en un último débil esfuerzo se intento incorporar, el niño se incorporo lentamente deslizándose al lado de la sangrante criatura y acaricio con delicadeza su cabeza y el perro lamio su mano como agradecimiento, él sujeto apunto con firmeza el cañón hacia ambos y quito el seguro, poso su dedo en el gatillo y, disparó”

- Por un instante me gustaría ser más fuerte, ser algo más que un simple ser humano, algo más que un ser egocéntrico e inservible, algo que pueda ayudar. Quizá tener un poco mas de fuerza, de fortaleza, quizá un poco mas de inteligencia, quizá más confianza, algo que pueda ayudar, algo que pueda herir a esos otros seres, a aquellos seres crueles, para lograr un poco de igualdad, ¿Quién marca la diferencia entre el bueno y el malo?, ¿Algunas buenas acciones nos hacen buenos?, ¿Algunas excepciones nos hacen no ser escoria?, ¿El poseer más habilidad nos convierte en los lideres, en los reyes, en los dioses? -

De repente tan solo los mira, observa a los seres en su auto fascinación, en su debilidad, en su propio amor y cariño, en su propio egocentrismo. Los observa rencoroso, con odio y a la vez temor, temor de no ser nada más que un pensamiento que al paso del tiempo quizá se desvanezca por que a fin de cuentas, tan solo eso soy, demasiada humana, tan humana que me repugno de mi propia humanidad.


“Existe el mal y existe el bien, pero la línea que los divide puede ser casi imposible de encontrar. Al final lo único que sé es que las respuestas no se obtienen fácilmente, se supone que sea simple, pero no lo es…."

Y de nuevo vuelvo a caer en esa oscura parte de mi misma, siento esa faceta ajena a mí, a mi yo común, tan fría, tan severa, tan… Misántropa.

lunes, 31 de mayo de 2010

Momentos

Después de este tiempo juntos, de esas risas, del llanto, de tantas locuras, de aquellos instantes en que perdemos la racionalidad y dejamos libre a nuestro niño interior, de esos paseos por el parque o por una plaza, de esas caminatas por la playa con las olas rozando nuestros pies, de observar un atardecer en la playa, de vislumbrar la luna a su lado, de sentir la brisa del mar cubriendo nuestro rostro, de sentirlos junto a mí, de esos momentos que he vivido a su lado, que he implorado porque nunca terminen; porque por más que pase el tiempo siempre estén para mí como yo lo estoy para ustedes, después de estos momentos juntos me doy cuenta de lo que en verdad vale esto, de la gran amistad que nos une, de que sin importar lo que nos digamos algunas veces, de lo mucho que lleguemos a herirnos; quizá no por nuestra propia cuenta, quizá por simples errores azarosos que provocan molestias, somos parte importante en la vida del otro, son parte importante en mi vida, en lo que soy.

¿Cómo sería yo sin ustedes? No lo sé, es algo que no deseo averiguar en verdad, prefiero dejarlo como una pregunta al viento, algo que no deseo sea contestado.

Y si en algún instante, al paso del tiempo, algo me hiciera alejarlos de mi, olvidarme de ustedes, quizá elegir entre aquellos momentos que he pasado junto a ustedes y algo mas, no podría pensar en traicionar aquella amistad.

“Si tuviera que elegir; te elegiría a ti” Por que como olvidarme de tantas cosas que hemos pasado.

Los elegiría por saber que puedo contar con ustedes y ustedes conmigo, por saber que sin importar lo mucho que nos detestamos en algunos instantes en el fondo nos queremos pero no lo decimos por orgullo.

Elegiría su sonrisas, sus risa, su paciencia, su cariño, su determinación, su fuerza, su paciencia, su comprensión, su tranquilidad, su lealtad, su amistad, su sabiduría, su valentía, elegiría lo que son, lo que representan para mí, los elegiría porque son una parte importante de mi vida aunque en muchas ocasiones no lo demuestre.

Este escrito va dedicado a aquellas personas que se han vuelta algo importante en mi vida: Lily, Vic, May, Ricardo, este escrito va dedicado a ustedes, a mis grandes amigos, a aquellas personas que se están a mi lado. Los quiero mucho, gracias por todos esos momentos que hemos compartido juntos.

viernes, 21 de mayo de 2010

Cumpleaños...

Ha pasado el tiempo, sin embargo me mantengo aquí, no porque realmente lo desee o por que sea algo obligatorio, simplemente me es inevitable el evitar permanecer.

Día tras día me mantengo firme o más bien pretendo permanecer así, la arena cae con lentitud en el pequeño reloj, hasta llegar a ese punto en el cual da un pequeño giro al terminársele la arena, es algo mecánico, repetitivo y sin embargo me sorprende, aun así, nada cambia o ¿Acaso será al contrario y todo cambia?

La última opción es más factible y mas verdadera, se que todo ha cambiado, ya no puedo observarlo todo como antes, las voces resuenan en mi cabeza y conceptos antes inexistentes para mi ahora hasta forman parte de mi vida diaria.

Por un instante quisiera regresar el tiempo, fingir que sigo en aquel lugar en el que tan solo me consentían, donde me podía enojar con mis mejores amigos y a los 30 segundos volver a ser casi hermanos. Quisiera incluso regresar más atrás, donde mi única preocupación era respirar y jugar y donde el mundo era perfecto porque lo conformaban exclusivamente aquellas personas que yo quería. Mas sé que es imposible y el mantenerme con la melancolía de lo que no volverá es algo inútil.

La arena cae con lentitud, disipando mis recuerdos y mi felicidad, se que en algún instante todo se borrara, sin embargo me gusta pensar que este es un día más del calendario, un día común en el que ningún suceso importante sucedió.

Una sonrisa se forma en mi rostro de pensar en ello, pero sé que es algo absurdo pensar que debería ser un día normal, antes lo deseaba, no mentiré en ese aspecto, lo deseaba como cualquier otro infante que disfruta ese día acompañado de toda la gente que lo quiere, que espera ansioso el momento de tomar una bebida fresca y se prepara para romper una piñata de una figura que le agrade o que sopla impaciente sus velitas y pide un deseo al son de una tonadita absurda deseando tan solo probar su pastel, o mejor aún, esperando lo más deseado por la mayoría de los chiquillos, un regalo.

Sin embargo ha transcurrido el tiempo, la arena ha caído día tras día, hasta casi agostarse para de nuevo dar un giro y rellenarse, es triste realmente el no poder impedir que caigan, que el tiempo se congele en aquellos momentos que quisiera nunca terminasen, pero me es imposible.

Este año ha sido difícil, cruel, hay instantes en que la agonía me rodeaba de solo observar caer lentamente algunos granos de arena, aquellos instantes más difíciles, los más tristes, aquellos donde la arena parece ser infinita, han pasado ya y sin embargo permanecen hasta el último momento.

Hoy no es un día común, estoy consciente de ello, es un día especial en cierto modo para aquellas personas a mi alrededor, quizá para mí no sea ya más que algo simple, algo común y hasta en cierto punto monótono, no negare aun así que antes lo anhelaba y ahora no es así, pues el tiempo ha cambiado y a cada instante la arena cae y cae mas hasta disipar todo deseo existente.

De nuevo estoy en este lugar, donde, por mucho que observe a mí alrededor intentando descubrir algo real, solo existe aquellas imaginarias sombras, no logro descifrar algún rostro conocido, tan solo me queda mirar hacia el frente a aquella pequeña vela que ilumina el cuarto, decidida a no extinguirse sobre un pastel de diversos sabores, su fuerza es débil y con un suspiro apago se ferocidad preparada para envolverme totalmente en las sombras y desaparecer aunque sea por un breve instante.

Quizá este escrito suene triste, pero, es lo que he sentido estas últimas semanas sobre el recuerdo de aquel día 21 de Mayo de 1993, donde algo cambio en mi familia, algo que quizá no sea una bendición como ellos dicen en algunas ocasiones antes de llegar a la realidad en donde yo no soy la hija perfecta que ellos esperaban si no que soy, todo lo contrario.

viernes, 7 de mayo de 2010

En un mundo perfecto

En un mundo perfecto, todo sería distinto…

Al decir todo es en verdad todo, no solo algunos fragmentos de cosas, no solo aquellas partes desagradables del planeta, si no también aquellas injustas, aquellas viles, malvadas, aquellas que hieren, que entristecen y nublan el alma, aquellas en que los antivalores dominan y para sobrevivir debes ser cruel, debes fingir, debes sacrificarte… Sí, todo sería distinto.

En un mundo perfecto, la gente reiría con facilidad; quizá no por algo realmente divertido, quizá simplemente por la tranquilidad de no sentir algo mas a tu alrededor, de no tener la paranoia típica de las urbes.

En un mundo perfecto, los niños correrían sin parar, sin preocuparse por algo, por morir, por ser atropellados, por ser secuestrados, reirían y juguetearían de un lado al otro sin detenerse al ver a una persona atemorizados por el peligro, tomarían helado sin preocuparse por intoxicarse, irían al parque sin la preocupación de encontrarse a alguna persona que pueda dañarlos.

En un mundo perfecto, las tareas tendrían algún sentido, no serian simplemente para obtener puntos extras o por una calificación, serian algo mas, pues la educación estaría estructurada de otro modo; no estaría destinada a hacer que los estudiantes aprenderían, más bien, los enseñaría a comprender.

En un mundo perfecto, la justicia sería más que un concepto, tendría algún valor, algún significado, sería una realidad, no solo una palabra. Sería algo valido, algo que no se quebrantara por otros términos, por otras creencias, por simples frases.

En un mundo perfecto, el dinero no tendría más valor que una vida, sería tan solo un trozo de papel plastificado, no el equivalente a la “felicidad”. La gente no mataría por él, no robaría, no mentiría, porque en realidad, no valdría nada.

En un mundo perfecto, no habría problemas raciales; la gente se saludaría con el típico “hola” sin importarle el color de piel, sin importarle las creencias del otro estrecharían su mano con una sonrisa, sin importar su edad o su género caminarían lado a lado platicando sobre cualquier cosa a su alrededor, un estadounidense y un latino se darían un apretón de manos riendo al platicar de lo tranquilo del clima.

En un mundo perfecto, los animales serian lo que son, seres vivos igual que nosotros, no como algunos los ven, simples bestias, juguetes, entretenimiento burdo y salvaje; no habría corrida de toros, ni pelea de gallos o perros, tampoco cacería ni pesca por “deporte” y diversión. Habría tranquilidad entre razas y especies.

En un mundo perfecto, la familia seria tal y como se espera que sea, siempre apoyándose, siempre unidos, sin peleas entre primos, sin problemas entre parejas, sin vergüenza entre abuelos y nietos, sin recriminaciones y prohibiciones tontas entre padres e hijos, sin odio entre hermanas, solo respeto y apoyo, siempre apoyo, sin importar que no creas en lo que ellos creen, que no seas lo que ellos quieren, que no busques lo que ellos quieren encontrar, que no tengas sus mismas prioridades.

En un mundo perfecto, la amistad no sería un juego, sería algo real, algo basado en la lealtad, en la confianza, en la comunicación, en ver algo más que el bien propio, en ser eterna, en no fingir, ser real, sin mascaras. Simplemente basado en la realidad, sin prejuicios.

En un mundo perfecto, los amantes sonreirían sin preocuparse por que les ocurra alguna tragedia shakespeariana o griega, pensando tan solo en su futuro, en el cariño de uno con otro, sin temer por el agrado de sus padres, sin tener que esconderse al no sentirse de la categoría para estar con esa persona, sin preocuparse por ser separados de un momento a otro por la decisión ajena de un familiar, por los problemas del lugar, por la influencia de los amigos, por la transformación del fuego en cenizas, porque en este mundo esa palabra de verdad significaría algo, de verdad seria amor.

Si, en un mundo perfecto, todo sería distinto, quizá por un lado sería mejor, aunque tal vez vivir a la espera de lo esperado no sea la mejor forma de vivir, quizá ante tal monotonía uno terminaría por aburrirse, aun así, hay veces en que desearía, aunque fuera por un instante, que una fracción del mundo fuera perfecto.

martes, 27 de abril de 2010

Kizuna

¿Cuántas veces no observamos con tristeza que el tiempo transcurre arrasando con todo?, ¿Cuántas veces las palabras destrozan lo que con tanto trabajo se elaboro? Desaparece, desaparece cada instante vivido la memoria lo arrastra hasta hacerlo perderse en el infinito, en lo mas recóndito de la memoria, y a pesar de luchar contra la extinción, va siendo desplazado hasta perderse de la cercanía.

“Suspire, sosteniendo con la mano derecha una de las cuerdas que me rodeaban, la noche cubría todo el lugar y sin embargo podía percibir sus movimientos, su pelo brillaba a la luz de la luna dándoles un aspecto fantasmagórico. No les temía, a pesar de depender de su misericordia, esos pequeños seres no me causaban temor, para estos instantes había perdido algo muy valioso para mí y aunque el movimiento de las manecillas del reloj era constante parecía ir tan lento como un caracol aumentando mi agonía mientras a cada instante recordaba lo vivido con anterioridad.

Caminábamos sin mas, me tranquilizaba su presencia, me hacia sentir vivo y a la vez me daba esperanzas de un mañana, mirábamos a nuestro alrededor y reíamos a cada paso que dábamos disfrutando lo que nos unía. Ellos nos habían vislumbrado incluso antes de que nos diéramos cuenta de la realidad, incluso antes de poder hacer algo más ella había desaparecido de mi lado y el dolor había aparecido. Cuando al fin reaccione era tarde, ella se debatía entre vivir y morir, no le tenían piedad, destrozaban con velocidad aquellos lazos que la unían a la vida, aquellos lazos que la unían a mi.

No sabía como había llegado a esta situación, que es lo que había hecho para llegar al punto en que ella desaparecía lentamente de mi vida, se que era mi culpa, se que el error lo había hecho yo, se que, a fin de cuentas yo había causado su aniquilación, y que aunque ahora intentara rescatarla ya no era posible pues yo misma lo había deseado en un instante.

Clave mi mirada en sus ojos amarillentos despertando de mi memoria, roían con fuerza cada una de esas cuerdas, escuchaba el tronar de sus dientes al destrozar uno de los hilos salvadores, parecían como un pequeño enjambre de desdichados seres con una sola misión; verme caer.

También olfateaban con cierto deseo ese olor fantástico, mientras el pequeño liquido rojo resbalaba entre mi piel, el dolor recorría cada parte de mi cuerpo pero debía soportar, al menos debía mantenerme unos instantes mas consiente.

Una sonrisa se formo en mi rostro, debía salir de ese embrollo, nadie me salvaría ya, mire al frente con cierta tristeza observando los trozos de cuerda roída atoradas al otro lado de esa fosa, ella había desaparecido, ni su calor ni su alegría me envolvían ya, con ella se había ido también mi esperanza, mi fe y mi fortaleza dejando tan solo un vació dentro de mi, mire de nuevo a aquellos detestables seres, todo estaba perdido.

- Suéltate – Pensé en un instante de desesperanza y empecé a dejar resbalar con suavidad la soga a través de mi mano, pero no debía rendirme así, abrí los ojos contemplándolas de nuevo, recorrían cada nudo con cierto éxtasis y fascinación, saboreándolo.

Las sogas se acababan lentamente y podían sentir como liberaban mi cuerpo, como me separaban de lo que me aferraba a la vida, como mis verdugos disfrutaban su banquete y mi desesperación y como al final aquellas sogas ya no me salvarían más pues serian destrozadas por esas bestias.”

Hermanita querida, yo también deseo lo mismo que tu, pero, hay algunas ocasiones en que al parecer todo se pierde y se desvanece ese deseo entre sombras. Simplemente hay veces en que los lazos que nos unen van siendo roídos por pequeñas cosas que no valen realmente la pena hasta hacernos perder eso que es especial para nosotros. En fin, ya no divagare con este concepto por estos instantes y solo diré una cosa más: Gracias por esos momentos que hemos compartido juntos, ya saben que pueden contar conmigo para lo que sea... los quiero mucho.

martes, 20 de abril de 2010

Recuerdos

Abrí los ojos, tan solo había parpadeado pero parecía como si los hubiese cerrado por mucho tiempo, suspire tiritando ligeramente en aquel frondoso bosque, sentía la niebla recorrer el lugar, atrapándolo en su inmensa oscuridad, no le temía, a pesar de todo no le temía.

Me detuve al escuchar su voz, gire hacia él y le sonreí corriendo a su encuentro y abrazándolo como siempre que lo veía, sentí la frialdad de su cariño, me aleje, no era él en realidad, era solo otra ilusión, igual que las demás que había visto desde mi intromisión en ese lugar, pronto la niebla llego hasta ahí cubriéndolo todo.

- Tic, tac – Murmuro esa fría voz - El tiempo se acaba – Rió suavemente en un suspiro.

Mire el reloj, su manecillas marcaban ambas hacia el mismo lugar, las 3:15, el segundero caminaba con temor, tic tac, marcaba con su débil tintineo.

Eleve mi mirada dirigiéndola hacia esa parte siniestra del bosque y eche a correr hacia allí.

- ¿Por qué huyes? – Murmuro de pronto una voz suave y conocida, una voz calmante para mi.

- ¿De que huyes? – Susurro entonces una voz risueña del lado contrario, pero igual de conocida.

- ¿A dónde vas? – Hablo burlonamente una tercera voz conocida, masculina y calida a la vez.

- ¿A que le temes? – Comento otra voz conocida y calmante para mí.

- Ayúdenme… - Les grite esperando su respuesta, mas solo escuche la repetición de las mismas preguntas.

- El tiempo borra los lazos, el tiempo me borró a mi – Su voz sonaba distorsionada, fría pero siempre con la misma intensidad que la caracterizo siempre.

- ¡Fue mi culpa! – Grite cayendo sobre mis rodillas en un suelo de madera, subí la cabeza y observe el lugar, no era ya aquel bosque frondoso y con neblina, ahora era otro lugar diferente, como una especie de casa.

- Tic, tac – Se repetía constantemente el sonido del gran reloj al final del cuarto mientras sus manecillas recorrían con lentitud el circulo del reloj con esa imagen de fondo; siempre sonriendo, tan tranquila y, a la vez, con tanto dolor.

- Detente por favor – Grite sollozando y observando esa imagen las gigantescas manecillas cesaron en su vil movimiento por un instante en que la tranquilidad se adueño de mi ser, pero luego continuaron con mi tormento.

Me propuse seguir caminando, salir de aquel cuarto y huir. Camine hacia una de las puertas deteniéndome frente a ella y abriéndola de par en par para llegar a un cuarto de color beige lleno de cuadros vacíos.
Me aproxime con lentitud hacia uno de ellos observando la imagen que se formaba en él, admirando aquel trozo de memoria, pose mi mano en el cristal repasando sus bordes.

- Los extraño… - Solloce viendo fijamente nuestras caras infantiles sonriendo.

- ¡Cobarde! – Rugió su voz, me hizo retroceder y salí de aquel cuarto llegando de nuevo al cuarto del reloj.

Las manecillas apuntaban hacia otro lugar ahora, las 6:00, se veía diferente el lugar, la iluminación había cambiado, abrí una de las ventanas notando los terribles rayos del solo alumbrando como el verano, a pesar de la hora, el sol irradiaba aun en lo alto del cielo.

- Tic, tac, tic, tac – Como golpeteos en mi corazón y mi mente resonaba ese sonido.

Corrí hacia otro lugar huyendo del sonido del reloj, llegando a una habitación oscura en su totalidad exceptuando unos ligeros haces de luz sobre fotografías.

Camine con lentitud hacia ellos observando las imágenes, conocía a todas esas personas, las recordaba de algún fragmento de mi vida, mis ojos se cristalizaban al recordar sucesos vividos con ellas, al sentir sus presencias alrededor mío, al escuchar sus voces taladrantes en mi mente.

Apreté los ojos rogando desaparecer de aquel lugar, rogando liberarme de sus voces, de su sensación calida de siempre estar y de ese dolor gélido al desaparecer.

Todo ceso, el silencio me rodeo, abrí los ojos con lentitud, la iluminación era tenue, muchas personas me rodeaban, todos vestían sus trajes oscuros y cubrían sus caras con las manos, sollozaban, excepto ella, ella sonreía fríamente al otro lado de la habitación.

Camine hacia ella, pero me detuve en seco al verlos ahí, ellos ahí de pie cubriéndose sus rostros con ambas manos, sin hablar, quietos con los ojos cubiertos por sus manos empapadas, me dolía verlos así, me dolía no poder hacer nada, pero su voz me llamaba, seguí caminando pero con mi pensamiento fijo en esa imagen, conocía a cada persona de aquel lugar, todos tenían las manos cubriendo su rostro pero con movimientos perdidos, tristes, desolados, como si no vivieran ya y eso solo fuese su cuerpo vació.

- Tienes miedo, ¿No es verdad? – Sonrió fríamente viéndome.

No conteste, seguí caminado hasta llegar junto a ella y me asome hacia la caja de madera que descansaba en aquel lugar, me vi ahí, como en un espejo, mi rostro y cuerpo yacían sobre ese tétrico féretro.

Una risa estallo, gire mi cabeza hacia el lado contrario observando a los presentes con temor, reían a carcajadas, se mofaban de mi dolor, de su propio dolor, lo que antes había sido llanto ahora eran risas incontenibles, retrocedí chocando con el féretro y dirigí mi mirada hacia esa caja, no había nada mas ahí, un mareo recorrió mi cuerpo y al abrir los ojos me encontré en la total soledad dentro de cuatro muros de piedra, dentro de aquel mausoleo, las risas habían cesado y lo único que podía escuchar ahora era el eterno y vil sonido de ese gran reloj mientras leía con temor cada una de las placas doradas encajadas en la pared.

- Tic, tac… -

sábado, 10 de abril de 2010

Decisiones...

No se si esto es lo mejor, no se si esta decisión sea la mas correcta, o la mejor para mi y para los demás, pero, realmente, ya no se nada. Quizá esta sea la última vez que escriba algo en este lugar, quizás sea la última vez que mis pensamientos sean transcritos a un lugar donde puedan ser admirados, es mejor limitarse a una libreta que nadie leerá o a la memoria que con el tiempo se sellara o quizá al menos sea lo último que escriba en un tiempo, quizá sea lo mejor, he perdido esa fortaleza que fingo tener, esa valentía en la cual me regodeo, me he perdido entre las palabras ajenas, me he dejado hundir tan solo por simples palabras, he elegido la debilidad y el miedo por ser la salida mas facil, he dejado simplemente de ser yo.


No se realmente si esto haga que todo mejore o si tan solo lo empeore, quizá he llegado al momento critico de mis pensamientos, donde una y otra vez siento como me golpean hasta el final y sin embargo me mantengo en pie y me río burlonamente del dolor, de mi propio dolor, puede ser que por orgullo, si, creo que el orgullo es la respuesta pues no hay nada mas que me haga mantenerme en pie mas que mi propio orgullo.

No se la importancia de este texto, ni si realmente será entendido, tampoco comprendo cuanto lograre con este escrito, ni si pasado un momento lo borrare y seguiré normal, pero por ahora se que esta decisión me puede costar todo de nuevo, las palabras no ayudan a evitarlo, solo lo apoyan, una tras otra vez cual pájaro carpintero aferrado a destrozar la débil corteza de un árbol que ha sido herido ya.

No se si pueda permanecer tranquila al saber que quizá estas decisiones que tomare perjudiquen a los demás, pero me temo que no será así pues a fin de cuentas, ya no creo en una propia existencia ahí. No se que se puede llegar a pensar de este escrito, no se que tan correcto sea el publicarlo, o el cuanto afecte, no se que nos ha llevado a todos a actuar así, a encerrarnos en nuestro mundo, a perder esa amistad, pero hay veces en que deseas haber escuchado tan solo una palabra para saber que todo estaría bien, tan solo una palabra que, sabes, nunca llegará.

Quizá esto este mal, pero no veo el por que deba estar bien a fin de cuentas todo cambia, no se puede hablar de un tema si no hay ciertos argumentos que nos expliquen el porque de las cosas, como se podría entender algo sin ver el contexto en el que esta, como se puede acabar con una felicidad por interrumpir con una espina oculta.

Sin embargo creo que hay veces en que nos agobiamos tanto que hablamos sin pensar, que herimos sin querer, y hay otras en que no importa cuanto te golpeen resistes, no por amor ni por cariño hacia el que te hiera, mucho menos por respeto, sino mas bien, por orgullo.



No puedo asegurar que es realmente lo que me lleva a escribir esto, quizá la propia necesidad de liberarme de mis propios tormentos, de intentar llegar mas halla de lo esperado por muchos o de hundirme sola en mi oscuridad. Pero como dije con anterioridad quizá las decisiones que he tomado no sean más que un cruel capricho más de mi mente y con el paso del tiempo me de cuenta de lo incorrecto de mi pensamiento, mas creo que es lo mas conveniente

lunes, 29 de marzo de 2010

Ilusión

"Tomo mi antebrazo con suavidad, envolviéndolo con su eterna calidez, caminábamos pisando los charcos que cubrían las calles al llover. La tarde cubría con sus encantos anaranjados el cielo de aquel día nublado, los rayos del sol atravesaban con fuerza las nubes, destellos de colores surgían en el velo de agua.

- No puedo escuchar la lluvia – Murmuro él de repente, suspire aferrándome a sus brazos y atrapándonos en una especie de abrazo temeroso.

– Es débil su tintineo – Contesté y él giro la cabeza hacia mí y me separó de su cuerpo sorprendido.

- No te veo – Tembló su voz; una cortina de dudas y sombras nos separaba, lo veía, distante y lejano, como si no estuviéramos ambos ahí, como si fuera en cierto modo, un sueño.

- Siénteme… - Murmure tomando su mano sin poder percibirlo con la vista, tan solo con la sensación de su calidez queriendo envolver mi ser.

La niebla era espesa, no me permitía verlo, y a él tampoco le permitía verme, mas lo sentía junto a mí. Nos detuvimos en seco, sentí sus manos subir por mis brazos hasta mi cuello, me atrapo en ellos, escuchaba el latir de su corazón, sentía su respiración.

- Tengo miedo - Conteste sin despegarme de él, pase saliva con dificultad aferrandome a él y le pedí me hablara respecto al presente, que me platicara de nuestros amigos, de los paisajes que veía y dibujaba, me hablo del atardecer, de la luna llena que irradia en las noches de Octubre. Le dije que me liberara de la oscuridad, que me contara como fue el principio y en donde estaría el final, si es que esto tendría final.

- No te preocupes, lo solucionare – Pronunció su suave voz con la amabilidad que lo caracterizaba, ahora era yo quien no lo veía a él, quien no podía percibir lo que sucedía a su alrededor, quien dudaba de la veracidad del momento.

Me acerque lentamente a él, sentí sus labios cerca de los míos, su respiración y la mía iban a la par, sincronizadas, rocé con suavidad sus labios y retrocedí abrumada al descubrir que no era su piel.

- Te quiero – Dijo tomando mi muñeca evitando que me alejara.

- Lo se – Respondí desapareciendo entre la neblina como una ilusión."

Gracias por estos dos meses, te quiero.

viernes, 12 de marzo de 2010

Invisible

“Deambulaba por ese lugar, lo conocía, vaya que lo conocía, llevaba mas de un año caminando entre sus grandes pasillos, recorriendo sus patios y conociendo sus aulas, pero esta vez, era diferente. Realmente no veía nada más que el camino que pisaba frente a mí, miraba realmente sin mirar, era como si no estuviese mas ahí, como si no existiera ya, ni siquiera podía verme yo misma.

Me detuve frente a un charco de agua recién formado por la intensa lluvia de anoche, hoy tan solo estaba oscurecido el cielo, nubes cubrían el sol, bloqueaban su brillo y al mismo tiempo le daban un toque misterioso a esa construcción. Sabia donde encontrarlos, sabia a donde ir… o al menos tenia una idea de en donde podían estar ahora, me dirigí hacia el lugar donde debía hallarlos, los vislumbre a lo lejos y sonreí, con verlos me bastaba para alegrar un poco mi día, para sentirme, al menos por unos instantes, viva.

En algunas ocasiones no era así… Hablaban entre ellos, no entendía realmente lo que decían, los veía mover los labios. – Hola… - Murmuraba observándolos, pero realmente no me escuchaban. Tomaban sus cosas y se ponían de pie sin notarme, se alejaban, sin embargo los seguía… existía, yo lo sabia, sentía el incesante goteo de una lluvia temerosa y al viento apenas tocando mi piel.

Cruzábamos el puente, ahora discutían sobre algo que yo conocía muy bien, un tema algo apreciado por mí o quizá al menos conocido, sonreía y contestaba las dudas de alguno de ellos observándolos con orgullo, pero al parecer mi voz era tan solo un eco en mi mente pues ellos seguían hablando como si no me escuchasen, bajaba entonces la cabeza, culpaba al ruido del trafico en esa avenida, culpaba a las aves que cantaban con fuerza, me culpaba incluso a mi misma por no saber expresarme bien.

Los seguía en silencio, íbamos al mismo lugar de la mayoría de nuestros días en ese último año que ya terminaba. Tomábamos asiento en la última mesa, recargándonos en la pared, colocando nuestras mochilas a nuestro alrededor, juntas. El silencio cubría el lugar a veces, se miraban entre ellos, no hablaban mas, solo la música se escuchaba con algún toque en las cuerdas de una guitarra acústica, desgarraba el silencio como un trozo de tela.

Pasaba el tiempo, intercambiaban ideas, temía hablar, no comprendía lo que decían y si me llegaba a interponer en su conversación probablemente se molestarían, tan solo los veía, fingiendo que no existía, era comprensible, yo no formaba parte de ese mundo de ideas, habían cambiado ciertas cosas, ellos se entendían, se reían, pero en mi caso, era como hablar un idioma totalmente diferente, como si una especie de velo separara mi existencia de aquellas personas que se habían convertido en algo indispensable para mi, mas no había forma de romper esa barrera, de hacerles saber de mi existencia, de serles aunque fuese por unos instantes útil, nunca era así, jamás había sido de esa manera, yo era cobarde, temía equivocarme al hablar, temía perder algo mas.

Vivía tan solo entre esas ideas, millones de ideas atrapadas en mi mente, nunca liberadas, quería decirles tantas cosas, deseaba contarles tantas cosas, pero, sabia que, lo mejor era sentirme inexistente, sentirme invisible…”

jueves, 4 de marzo de 2010

Olvido

El mundo gira, los animales mudan de piel o pelaje, las mareas varían y giran alrededor del mundo; nunca volveremos a nadar en el mismo mar, las estaciones cambian también: de la primavera pasa al verano, el verano cambia por otoño, y el invierno termina con el otoño. Del mismo modo cambian las personas, mientras mas pasa el tiempo y mientras se dan ciertos cambios en la vida; es algo natural, algo común, pero en algunas ocasiones, es un cambio totalmente radical, a veces para bien y en otras para mal, cuando es la primera, hay una alegría infinita que nos envuelve, por que vemos al fin una mejoría en aquella persona que tanto nos interesa o que tanto queremos, pero… y si es la segunda la que ocurre.

Uno cree conocer a una persona al ser esta con la que se ha convivido por mucho tiempo, con la que se han vivido muchas experiencias, quizá no todas gratas pero aun así experiencias inolvidables, creemos conocer a esa persona con la cual hicimos una gran cantidad de locuras, aquella persona que de uno u otro modo, dejo una marca en ti y que gracias a esa persona eres lo que eres actualmente. Pero, pasa el tiempo y, te das cuenta de que no es así, de que realmente no conocías a esa persona y de que aquellos momentos que compartieron no son ahora nada más que fragmentos de historia en tu mente, tan solo simples trozos de memoria.

Algo nos separa de las personas que queremos, sea lo que sea siempre hay algo que nos aleja de aquellas personas. “Siempre estaremos juntos”, “Eres mi mejor amiga y siempre lo serás”, “Nunca olvidaremos esto”, “Siempre seremos amigos”, promesas de niños, sueños e ilusiones que desaparecen con el tiempo. Siempre y Nunca; palabras vacías, sin sentido, promesas que se olvidan con el tiempo.

Las personas cambian, él que hoy es tu mejor amigo mañana puede ya no recordarte, de un momento a otro borrarte de su mente y todas esas historias que vivieron juntas, suprimirse. La muerte viene con el olvido, y al verlo desde este modo cuantas veces no hemos muerto ya, la memoria es cruel y el tiempo aun más, desgarra tu mente y te crea ilusiones falsas del tiempo, juega contigo y destruye todos esos recuerdos… te hace olvidar.

Lentamente las personas se alejan, desaparecen, empiezas a notar que entre amigos se va abriendo un abismo profundo, que cada vez se separan más, que los intereses varían, que él que antes estuvo a tu lado incondicionalmente hoy no puede pues su vida ha cambiado ya. En la familia se van separando, recuerdas aún con nostalgia esas historias que inventaban para divertirse, esos juegos que los hacían correr hasta el cansancio y lo único que resta en tu memoria es la triste y cruel despedida, el adiós eterno, ese adiós final.

jueves, 25 de febrero de 2010

Laberinto...

Hay veces en que nos hallamos atrapados en una especie de balanza, de un lado se encuentra todo por lo cual luchamos, aquello que nos impulsa a seguir adelante: Amigos, Familia, Sueños… Deseos… Pero del otro, y desafortunadamente en la mayoría de los casos el lado mas pesado, se encuentran aquellas cosas que nos hacen frenar, temer a lo que vendrá, al futuro e incluso al mismo presente. Estos pensamientos van cambiando y la inclinación de la balanza también, aunque hay veces en que tan solo estas a la espera de un pequeño componente que decida en verdad el lado triunfante de la balanza, sea cual sea esa inclinación le damos poca importancia en verdad a lo que hay mas allá de “el plato malo”, nos enclaustramos tanto ahí que cerramos las puertas de nuestra mente tan solo a esas sensaciones asesinas, cerrando nosotros mismos nuestra libertad.




A lo largo de nuestra vida llevamos a cabo un sinnúmero de cosas, aunque sea difícil de admitir, cosas que juramos no hacer, pero hay momentos en los cuales todo se ve de repente destruido o de un modo u otro modificado, es en esos momentos en los cuales te das cuenta de la poca simplicidad de la vida y en lo compleja que es en verdad la mente, pero mas que nada, en lo confuso que es el sentir; sentimientos, emociones que mezcladas con pensamientos constituyen una especie de laberinto que cubre toda tu mente encerrándote y atrapándote, haciéndote vagar dentro de él.



Tras observar por varios minutos o quizás horas ese laberinto intentando buscar una salida o algún punto débil de esa magnifica y tétrica construcción, te das cuenta de que lo único que puedes hacer es caminar entre sus pasillos, alerta, mirar con detenimiento cada cosa que cubre sus paredes, cada imagen, frase o sonido, a veces es un olor o incluso un sabor, fragmentos de memorias incrustados en esas paredes.



Divagas por el lugar fingiendo que todo esta bien y que lo que admiras no te causa ninguna especie de malestar; a pesar de que en realidad cada cosa te perturba de un modo u otro. Por fin te detienes, impactado ante algo que creías ya olvidado, oculto en tus pensamientos o incluso que creías era tan solo un sueño, lo miras con atención percatándote de su realidad.



El laberinto tiembla entonces, retumba y grita dentro de ti, trozos de él empiezan a caer impactando el suelo, sus componentes se mezclan atrapados en una especie de tornado, quizá un huracán cuyo ojo es tan solo ese recuerdo…

 
 
 
      Bien chicos... he aquí mi primera entrada, un poco dramática pero realista y correspondiente a lo que he sentido últimamente. Gracias pequeños por estar ahí cuando los necesito ^.^ los quiero mucho y gracias por todo.