sábado, 3 de septiembre de 2011

Carta

“Qué extraño es hallarme al centro de un lugar y no reconocer nada alrededor mío, sentir lo que en realidad hay, sentir más allá de lo que a simple esencia se logra apreciar, admirar el trasfondo y encontrar el aparente mensaje subterráneo que se haya al final de la investigación sensorial en que uno suele hallarse.


Pude haberte amado en realidad, pude, más no puedo decir que logré llegar a tal grado, puedo decir que te aprecié en realidad, que te quise más de lo que esperaba, sí, eso sí lo puedo confirmar.

No sé a qué ha venido el escribir esta carta ahora, quizá para cuando la encuentres yo me haya ido lo suficientemente lejos para que no logres encontrarme, puede que eso sea lo que necesito, alejarme del presente y omitir el pasado.

Me ahogo en lo que solía ser yo, en lo que hay en derredor mío, en ti y en lo que implicas, mas pronto seré libre de estas cadenas que me encarcelan, puede que sea difícil hallar la fuerza en mí, pero sé que hallaré mi camino.

¿Debo contarte cómo surgió todo? Sería iluso el creer que no sepas la realidad, sin embargo te daré una pequeña síntesis de lo que pasó:

Yo, yo nunca he sido nada excepcional en realidad, tú, no es que seas la octava maravilla ni nada de más, pero eras algo y yo también. Creo que fue tu sencillez o tu simpatía, no lo sé, en realidad no hablaré del pasado, seguiré con la razón por la que surgió este escrito.

Rememoraba aquellas viejas cosas ocultas en cajones abandonados, cosas que uno va olvidando y omite de la memoria por simple eliminación y protección del ser, vacíe las gavetas con falso interés, vaya, que ironía es darse cuenta de lo simple que es decir “ya no más” y lo difícil que es en realidad mostrarlo, encontré algunas cosas ahí, cosas que había eliminado de mi sentir; cartas, dibujos, frases, notas… cosas vagas y fragmentadas de la realidad pasada.

Aquel fue mi detonante, él que me hizo acelerarme, sin embargo, la memoria me obliga a omitir de nuevo aquellas cosas o a partir lejos de aquí para evitar la marea de dolor que podría o no destruirme, elijo partir… elijo huir y alejarme de todo lo que hay, no deseo sentir más ni recuperar aquella sensación, libero al cuerpo del dolor de la memoria, de los recuerdos, vagos e imprecisos ahora mientras la mente me obliga a obliterar todo esto.

En fin, solo escribo para despedirme y agradecer, para mostrar que estoy dispuesto a esperar, pero que no volveré a menos que valga la pena el riesgo, el dolor y, por supuesto, el sentir.

Sin más, se despiden de ti…


Tus sentimientos"