martes, 29 de junio de 2010

5 meses

No sé cómo empezó todo, no sé en qué instante me di cuenta de que se había vuelto alguien tan especial en mi vida, quizá fue desde el primer instante en que vi su rostro; sus labios delgados y finos, sus mejillas ligeramente sonrosadas, pero sobre todo sus ojos, ese par de ojos que me observaban sin parpadear, con tanta dulzura, con tanto cariño, que me hacían sentir segura. En realidad no podría describir cuando fue que me perdí en él, pero por ahora deseaba solo disfrutar el tiempo que quedaba.


No sé como llegue a esto, solo sé que desde que la vi quede encantado por ella, estar a su lado me devolvía mi tranquilidad, mi paz, mi felicidad, probablemente era su forma de mirarme o quizá también la forma en que hablaba, el tono de su voz, que se yo realmente, lo único que sabía era que ya no la vería mas y aunque la viese, ya no podría sentirla.

 
El tiempo transcurre con fiereza, devora esperanzas y sueños, ruge furioso, mientras el reloj muestra su cara, le temía a este último de una forma muy extraña, quería que se congelara, que dejara de correr tan solo para permitir estar un poco mas con él.


Debía ser firme, yo había tomado esa decisión y no podía arrepentirme, a pesar del suave sonido del piano acompañado del grupo que animaba la velada podía escuchar las manecillas moverse ansiosas por alinearse, no sabía cuando tiempo nos quedaba, lo aceptaba, estaba aterrado.


Quería abrazarlo, besarlo, sentirlo junto a mi antes de que desapareciera de mi vida para siempre, pero no podía, conocía muy bien este baile, el contacto era algo casi imposible, solo estaba su mano tan cerca de la mía y a pesar de ello no podía tocarla, mire de reojo el reloj y no pude evitar sollozar al ver las manecillas casi alineadas.


Mire sus ojos cristalizados, era mi culpa que ella sufriera, no me gustaba verla así, pero prefería mil veces que estuviese sana y a salvo lejos de mi a mantenerla en un constante peligro junto a mí, era una decisión difícil, pero era lo mejor. Una lágrima resbalo por su mejilla y no pude evitar rozar su mejilla con mi mano deteniendo el paso de esa lágrima.


Sentí la calidez de su mano mientras sus dedos recorrían mi mejilla, una sonrisa se dibujo en su rostro y posee mí otra mano en su hombro y él en mi cintura, nuestro baile se transformo en algo más que una danza sin toque, era como una especie de abrazo.



Danzábamos sin parar al ritmo de la música, le sonreí, no podía evitarlo me recordaba aquella época en que éramos solo ella y yo. – Te quiero demasiado – Murmuré observando fijamente sus ojos y mis labios temblaron, no pude evitar ver el reloj, tan cerca del final, de nuestro final.


Otra lagrima resbalo por mi mejilla, me acerque a él y lo abrace, no deseaba hacerlo más difícil de lo que ya era, recargue mi cabeza en su pecho, escuchaba su latir, sentía su respirar, el tiempo había llegado a su fin, las manecillas estaban alineadas, el tic tac había cesado, por unos instantes el silencio cubrió el salón y el tiempo se detuvo, nos miramos fijamente, sus labios se posaron en los míos, tan cálidos, tan suaves como siempre había soñado, el ruido metálico del péndulo del gran reloj rompió el silencio, abrí los ojos, sus labios se acercaron a mi oído recorriendo mi rostro, me aferré a él y mientras se desvanecía lentamente de entre mis manos sus últimas palabras se quedaron flotando en el aire.

martes, 15 de junio de 2010

Untitled

Por un instante una sonrisa se dibujo en sus labios y una risa demente emergió, reía sin control alguno, no podía negar esa felicidad que le invadía, era algo que había deseado por tanto tiempo, era feliz, entre aquella masa de gente, por fin, brillaba.

A pesar del dolor de su interior esa sonrisa destellaba armonía, calma, euforia y felicidad, a pesar de aquellas heridas, todo parecía ir bien.

Tomó el pequeño aparato entre sus manos y leyó una vez más, no podía creer que había sido tan tonta como para no darse cuenta de que no lo necesitaba, él la necesitaba a ella.

El enojo cubrió entonces su rostro y lanzo con furia el objeto hacia la cama observándolo fijamente mientras blasfemaba contra el pasado.

Se sentó observando fijamente hacia el espejo, un par de lágrimas cubrían sus ojos, pero no eran de tristeza, eran de rabia, rabia por el tiempo perdido, por la felicidad apagada, por el antiguo llanto, simplemente eran lagrimas de rabia hacia sí misma.

Una canción sonó en la radio, una canción dulce y armoniosa, una canción que le recordaba a aquella persona que la hacía feliz, levanto el rostro y se vio fijamente, estaba bien, no había nada ahí que ella no pudiera superar, todos los obstáculos podía por fin vencerlos, entonces podía estar bien con todo a su alrededor, sin importar nada más.

El día transcurría a su velocidad normal, y a pesar de ser un día cualquiera entre semana para ella no era un día común, algo especial había sucedido, algo había logrado levantarla. Lentamente el sol se movía por el cielo hasta dar paso a la luna, a ese pequeño astro, ella lo observo fijamente igual como antes había hecho consigo misma en el espejo, era un astro especial, a pesar de no estar completa era especial.

Su felicidad seguía, a pesar de todo, esa sonrisa continuaba en su rostro, esperaba pacientemente por la cena, por fin la llamo su madre y ella levantándose con seguridad se dirigió a la mesa del comedor.

Por un instante el tiempo se detuvo mientras el pequeño aparato sonaba con su tajante musiquita, ella tomo el teléfono y al leer el nombre se lo entrego a su madre.

- Hola, ¿Cómo estás? – Contesto ella sonriendo mientras desaparecía por la cocina.

Un gélido silencio cubrió el lugar, y un sollozo apagado rompió la felicidad que había invadido hasta ese instante a la chica. La mujer salió de la cocina y dirigió una mirada vacía a los presentes, ella pudo entender que sucedía, aquella llamada era una de las que no se desean recibir y sin embargo son recibidas con tristeza, la mujer se dirigió a la habitación conyugal y preparo una maleta, beso la frente de su hija y susurro un nombre en su oído, la mente de la chica se bloqueo mientras veía desaparecer a su madre por la puerta de la casa, tan solo pudo observar a su padre pero no logro comprender a que se referían con aquellas palabras, no comprendía quien era aquel sujeto, no recordaba nada respecto a aquella persona y sin embargo sabia que la conocía, solo sentía aquellas terribles ganas de echarse a reír como una demente, de burlarse de todo a su alrededor y sobre todo de burlarse de ella misma.

viernes, 11 de junio de 2010

Misantropía

“Es simple, existe el bien y existe el mal; los dos lados son opuestos, tan diferentes como el día y la noche y la línea que los divide es clara… O al menos se supone que lo sea.”

Es difícil comprender cuál es el bien y el mal, cuando lo que buscas es malo para los demás seres humanos pero bueno para ti mismo, en realidad es algo relativo, lo bueno no lo es para algunos, desafortunadamente esos algunos tienen más peso que lo demás, más bien es contrariada esta situación, para un hedonista elegir el espíritu ante el placer sería incorrecto, no planeo meterme con corrientes filosóficas por que no es así como debería guiarse esta división dual, después de todo están basadas en los deseos humanos, solo una pregunta surge de mi lado ¿Si para mi es bueno es necesario que sea malo para los demás?

- Deberías observar como huyen al verse rodeados, como si fueran patéticos seres, su poder no se compara al nuestro y sin embargo se sienten los reyes, son egocéntricos, débiles, altaneros, orgullosos, insensibles, observan a su alrededor con ese inconfundible aire de grandeza, sintiéndose más que lo demás, pero mira atentamente y veras un montón de seres cobardes temerosos de una rebelión –
- No es verdad, son también seres vivos… -
- ¡Exacto! Mi débil contraparte, no te das cuenta, son seres vivos, dime, ¿Qué pasa si un humano mata a un animal? –
- Lo… celebran –
- Exacto, vamos bien, ahora, a la inversa, ¿Qué sucede si un animal mata a un humano? –
- Lo… asesinan...
- Más que asesinar, ¡Lo crucifican!, lo hacen ver como la peor catástrofe existente en este mundo mientras ellos emergen y se apoderan de él como cucarachas.

Mientras más pasa el tiempo me cuesta mas trabajo creer lo que ha ocurrido, todo parece tan lejano a mí, no es que sea yo alguna humanista desquiciada pero esta nueva forma de observar los hechos es, simplemente, contraria a aquel mundo perfecto que visualizamos.

Nos vemos envueltos en ciertas circunstancias donde nuestra perfección se ve eclipsada por algo más.

Algunos días han transcurrido, son sucesos que han marcado mi forma de pensar, que me han permitido apreciar las cosas de su contraparte, desafortunadamente no puede hacer nada. He visto como la sociedad humana, la sociedad perfecta se desmorona; humanos que matan humanos, hermanos peleados, familiares muertos, uniones desaparecidas, amistades apagadas, hijos que huyen de casa, jóvenes que se suicidan, hijos malagradecidos, gente enfurecida, adultos gruñones, nietos groseros, padres insatisfechos. En fin, he visto como nuestra sociedad decae, nos es que de repente me importe mucho la sociedad solamente es observar el panorama general con el cual nuestra sociedad decae.

“Un niño caminaba temeroso con un pequeño paquete en las manos, el sol comenzaba a iluminar la callejuela en la cual se adentraba, los locales se mantenían cerrados a excepción de aquel que se encontraba al final de la calle.

Por algún instante no divisaba nada, tan solo escuchaba algunos ladridos apagados, se acerco lentamente a aquel lugar, una gran cantidad de personas cerraba un círculo alrededor de aquel lugar.

Por fin pudo divisar el catastrófico espectáculo; gruñían cegados por el deseo de poder, escupiéndoles a aquellos seres mientras estos tan solo hacían lo que les permitían sus débiles esfuerzos, uno logro incorporarse y se le lanzo al otro con renovado ímpetu ante una patada de uno de los presentes, el otro tan solo logro esquivar con un lento movimiento a su compañero, ambos enemistados tan solo por la furia y el placer humano, ambos sangrantes, ambos cansados, ambos debilitados, ambos simplemente reducidos a cruel entretenimiento, el segundo logro incorporarse y clavo sus dientes en el cuello de su aturdido contrincante y un par de rojizos hilos resbalaron por su mandíbula.

- Deténganse – Grito el niño con lagrimosa voz, un par de hombres lo miraron, burlones de su frágil intento y uno de ellos le escupió a la criatura que con fuerza sostenía el cuello de su agonizante compañero.

- Deténganse –
Gruño el niño enfurecido y con los ojos acuosos se lanzo hacia aquel sujeto golpeándolo con toda su fuerza en la cara, las demás personas se colocaron alrededor se esta nueva pelea y las dos criaturas cayeron agotadas mientras brotaba una sustancia rojiza de su piel.

El sujeto tomo al niño de la ropa levantándolo hasta ponerlo frente a su rostro, observándolo hastiado, levanto un puño clavándoselo al pequeño en el pecho y le dejo caer con ayuda del impacto, el niño permaneció en el suelo inmovilizado por el impacto, entreabrió ligeramente sus ojos y observo los zapatos del tipo que lo había golpeado, así como a aquel par de perros intentando incorporándose imposibilitados por el dolor, un tronido llamo su atención y clavo su mirada en otro sujeto quien empuñaba una pistola.

- Criatura inútil – Murmuro y un disparo se escucho apagando uno de los gemidos.

Dos gruesas lagrimas cayeron por la mejilla del niño, el sujeto apunto la pistola hacia él otro débil ser, quien en un último débil esfuerzo se intento incorporar, el niño se incorporo lentamente deslizándose al lado de la sangrante criatura y acaricio con delicadeza su cabeza y el perro lamio su mano como agradecimiento, él sujeto apunto con firmeza el cañón hacia ambos y quito el seguro, poso su dedo en el gatillo y, disparó”

- Por un instante me gustaría ser más fuerte, ser algo más que un simple ser humano, algo más que un ser egocéntrico e inservible, algo que pueda ayudar. Quizá tener un poco mas de fuerza, de fortaleza, quizá un poco mas de inteligencia, quizá más confianza, algo que pueda ayudar, algo que pueda herir a esos otros seres, a aquellos seres crueles, para lograr un poco de igualdad, ¿Quién marca la diferencia entre el bueno y el malo?, ¿Algunas buenas acciones nos hacen buenos?, ¿Algunas excepciones nos hacen no ser escoria?, ¿El poseer más habilidad nos convierte en los lideres, en los reyes, en los dioses? -

De repente tan solo los mira, observa a los seres en su auto fascinación, en su debilidad, en su propio amor y cariño, en su propio egocentrismo. Los observa rencoroso, con odio y a la vez temor, temor de no ser nada más que un pensamiento que al paso del tiempo quizá se desvanezca por que a fin de cuentas, tan solo eso soy, demasiada humana, tan humana que me repugno de mi propia humanidad.


“Existe el mal y existe el bien, pero la línea que los divide puede ser casi imposible de encontrar. Al final lo único que sé es que las respuestas no se obtienen fácilmente, se supone que sea simple, pero no lo es…."

Y de nuevo vuelvo a caer en esa oscura parte de mi misma, siento esa faceta ajena a mí, a mi yo común, tan fría, tan severa, tan… Misántropa.