martes, 15 de junio de 2010

Untitled

Por un instante una sonrisa se dibujo en sus labios y una risa demente emergió, reía sin control alguno, no podía negar esa felicidad que le invadía, era algo que había deseado por tanto tiempo, era feliz, entre aquella masa de gente, por fin, brillaba.

A pesar del dolor de su interior esa sonrisa destellaba armonía, calma, euforia y felicidad, a pesar de aquellas heridas, todo parecía ir bien.

Tomó el pequeño aparato entre sus manos y leyó una vez más, no podía creer que había sido tan tonta como para no darse cuenta de que no lo necesitaba, él la necesitaba a ella.

El enojo cubrió entonces su rostro y lanzo con furia el objeto hacia la cama observándolo fijamente mientras blasfemaba contra el pasado.

Se sentó observando fijamente hacia el espejo, un par de lágrimas cubrían sus ojos, pero no eran de tristeza, eran de rabia, rabia por el tiempo perdido, por la felicidad apagada, por el antiguo llanto, simplemente eran lagrimas de rabia hacia sí misma.

Una canción sonó en la radio, una canción dulce y armoniosa, una canción que le recordaba a aquella persona que la hacía feliz, levanto el rostro y se vio fijamente, estaba bien, no había nada ahí que ella no pudiera superar, todos los obstáculos podía por fin vencerlos, entonces podía estar bien con todo a su alrededor, sin importar nada más.

El día transcurría a su velocidad normal, y a pesar de ser un día cualquiera entre semana para ella no era un día común, algo especial había sucedido, algo había logrado levantarla. Lentamente el sol se movía por el cielo hasta dar paso a la luna, a ese pequeño astro, ella lo observo fijamente igual como antes había hecho consigo misma en el espejo, era un astro especial, a pesar de no estar completa era especial.

Su felicidad seguía, a pesar de todo, esa sonrisa continuaba en su rostro, esperaba pacientemente por la cena, por fin la llamo su madre y ella levantándose con seguridad se dirigió a la mesa del comedor.

Por un instante el tiempo se detuvo mientras el pequeño aparato sonaba con su tajante musiquita, ella tomo el teléfono y al leer el nombre se lo entrego a su madre.

- Hola, ¿Cómo estás? – Contesto ella sonriendo mientras desaparecía por la cocina.

Un gélido silencio cubrió el lugar, y un sollozo apagado rompió la felicidad que había invadido hasta ese instante a la chica. La mujer salió de la cocina y dirigió una mirada vacía a los presentes, ella pudo entender que sucedía, aquella llamada era una de las que no se desean recibir y sin embargo son recibidas con tristeza, la mujer se dirigió a la habitación conyugal y preparo una maleta, beso la frente de su hija y susurro un nombre en su oído, la mente de la chica se bloqueo mientras veía desaparecer a su madre por la puerta de la casa, tan solo pudo observar a su padre pero no logro comprender a que se referían con aquellas palabras, no comprendía quien era aquel sujeto, no recordaba nada respecto a aquella persona y sin embargo sabia que la conocía, solo sentía aquellas terribles ganas de echarse a reír como una demente, de burlarse de todo a su alrededor y sobre todo de burlarse de ella misma.

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