jueves, 25 de febrero de 2010

Laberinto...

Hay veces en que nos hallamos atrapados en una especie de balanza, de un lado se encuentra todo por lo cual luchamos, aquello que nos impulsa a seguir adelante: Amigos, Familia, Sueños… Deseos… Pero del otro, y desafortunadamente en la mayoría de los casos el lado mas pesado, se encuentran aquellas cosas que nos hacen frenar, temer a lo que vendrá, al futuro e incluso al mismo presente. Estos pensamientos van cambiando y la inclinación de la balanza también, aunque hay veces en que tan solo estas a la espera de un pequeño componente que decida en verdad el lado triunfante de la balanza, sea cual sea esa inclinación le damos poca importancia en verdad a lo que hay mas allá de “el plato malo”, nos enclaustramos tanto ahí que cerramos las puertas de nuestra mente tan solo a esas sensaciones asesinas, cerrando nosotros mismos nuestra libertad.




A lo largo de nuestra vida llevamos a cabo un sinnúmero de cosas, aunque sea difícil de admitir, cosas que juramos no hacer, pero hay momentos en los cuales todo se ve de repente destruido o de un modo u otro modificado, es en esos momentos en los cuales te das cuenta de la poca simplicidad de la vida y en lo compleja que es en verdad la mente, pero mas que nada, en lo confuso que es el sentir; sentimientos, emociones que mezcladas con pensamientos constituyen una especie de laberinto que cubre toda tu mente encerrándote y atrapándote, haciéndote vagar dentro de él.



Tras observar por varios minutos o quizás horas ese laberinto intentando buscar una salida o algún punto débil de esa magnifica y tétrica construcción, te das cuenta de que lo único que puedes hacer es caminar entre sus pasillos, alerta, mirar con detenimiento cada cosa que cubre sus paredes, cada imagen, frase o sonido, a veces es un olor o incluso un sabor, fragmentos de memorias incrustados en esas paredes.



Divagas por el lugar fingiendo que todo esta bien y que lo que admiras no te causa ninguna especie de malestar; a pesar de que en realidad cada cosa te perturba de un modo u otro. Por fin te detienes, impactado ante algo que creías ya olvidado, oculto en tus pensamientos o incluso que creías era tan solo un sueño, lo miras con atención percatándote de su realidad.



El laberinto tiembla entonces, retumba y grita dentro de ti, trozos de él empiezan a caer impactando el suelo, sus componentes se mezclan atrapados en una especie de tornado, quizá un huracán cuyo ojo es tan solo ese recuerdo…

 
 
 
      Bien chicos... he aquí mi primera entrada, un poco dramática pero realista y correspondiente a lo que he sentido últimamente. Gracias pequeños por estar ahí cuando los necesito ^.^ los quiero mucho y gracias por todo.