sábado, 29 de enero de 2011

Aniversario

          Se detuvo al llegar a la estación, había sido un concierto agitado y su corazón palpitaba fervientemente, el viejo reloj marcaba las diez menos cinco y el tren se mantenía listo para salir a las diez, temblaba un poco, cubierta tan solo por la gabardina negra que su madre le había obsequiado, pronto subió al tren y se encaminó al lugar asignado, una sombra nubló su vista y sintió su cuerpo caer al suelo, subió la mirada y encontró a alguien ofreciéndole la mano, sonreía ruborizado y se disculpaba a cada instante, pero su mirada era dulce y cautivadora.


No podía parar de reír, había algo en esa persona que simplemente la hacía sentirse tranquila, no se había quedado perdida en sus pensamientos como solía hacerlo al viajar en tren, no había sollozado de nuevo al recordar aquellos tristes sucesos que habían afectado su vida, se había olvidado del dolor que la había atormentado por tanto tiempo, con solo verlo sonreír la paz la cubría, y para él, verla sonreír era como un sueño, tenían parecido en ciertas cosas y muchas diferencias en otras, pero, eran simplemente fascinantes el uno para el otro.

          Una vez más tocaba con gran finura cada una de las teclas, el auditorio las recibía junto con el eco que producía el lugar, cada una de aquellas notas expresaba algo más que lo escrito en papel, cada una de ellas era un sentimiento, una palabra, un objeto y, cada melodía, una historia que sentía en su alma. Las palmas de los presentes se mantenían en su mente mientras caminaba hacia la estación, una voz la hizo girar y de nuevo se encontró con esa sonrisa cálida y torpe.

Parecía distraído y calmado, se mostraba decidido y titubeante al mismo tiempo, fijaba su mirada en la de ella mientras hablaban, como si ella fuera lo único que existiera, sonrío ruborizándola, sus facciones eran firmes y cálidas, su piel almendrada y sus ojos café oscuros, profundos y sinceros, se puso de pie y partió a su hogar. Su rostro se mantuvo en su mente. Él la vio partir, era extraña, cambiante, pero a la vez tan dulce que simplemente lo hacía seguirla con la mirada cada vez que se alejaba.

          La suave melodía del instrumento se había transformado en un sonido tenso que rasgaba el penumbroso silencio del salón, el ambiente era frio y desolado, y mientras la desesperanza rodeaba su corazón, el piano parecía llorar en la oscuridad junto a ella. Unos pasos sonaron detrás de ella, amortiguados por el dolido sonido de las teclas. Se detuvo a poco de ella confundido y feliz a la vez, ella lo vio fijamente a los ojos, se notaba cansancio y tristeza en la mirada de ella y él no pudo evitar abrazarla, sabía que no debía, no eran similares, para él, ella era una diosa, una musa, la inspiración ante él, y él no sabía que pensar de sí mismo, ella no lo aceptaría a él.

          Sus dedos recorrían las teclas con suavidad, apenas rozándolas, sus manos como las de un titiritero movían los hilos de la melodía que ahora tocaba tan solo para él, sus cabellos se mecían al unisonó como siguiendo al viento, tan solo su mirada en ella se posaba, sus labios murmuraron un "te quiero" a su oído y sus manos con delicadeza recorrían los brazos de ella, dos copas de vino esperaban ansiosas sobre el piano, y junto a ellas una nota mostraba su felicidad, mientras juntos entonaban una melodía que iniciaba con un
- Tu y Yo…

martes, 11 de enero de 2011

Mi soledad y yo

Miraba por la ventana mientras el tren se alejaba de la estación con lentitud, la lluvia caía con fuerza sobre el cristal; las pequeñas gotas golpeaban intermitentemente el vidrio y formaban una serie de imágenes amorfas de agua que, en algunas ocasiones, deformaban la visión del panorama que se veía ante mí, aquel paisaje nocturno con una gran luna llena opacada por las nubes de tormenta que cubrían el cielo y las montañas que se mostraban alrededor me recordaban mi soledad, lentamente el cristal se fue empañando y mis ojos se fueron cerrando mientras el movimiento del tren me mecía con suavidad.


-Perdóname – Murmuró al final mientras cerraba la puerta detrás de él con su maleta en la mano.

Yo me quedé ahí, tan solo viéndole partir, no podía hablar con él, no podía mencionar un “no te preocupes, no importa, habrá más tiempo” o algo así porque no me serviría de consuelo, él debía irse, ella lo esperaba y yo, yo no era nadie para retenerlo, baje mi cabeza y me senté en la cama, debería odiarle, por cada momento en que se ha ido, por cada instante en que, por más que le ruegue debe partir, por cada historia sin principio, por cada platica sin final, por cada instante no vivido y sobre todo, por cada ilusión rota, debería odiarle por hacerme quererle demasiado para luego partir así, por hacerme extrañarle tanto que con solo saber que lo veré sentirme feliz, por hacerme sonreír en el peor momento, por ser simplemente como es; tonto, distraído, simple, bondadoso, carismático, amable, caballeroso, dulce, tierno, comprensivo… Pero no podría odiarle, a pesar de cada pequeño detalle, de cada defecto, me sería imposible odiarle.

¿Me habría olvidado ya?, la lluvia caía con pesar sobre Madrid y, a pesar del frio, al cerrar mis ojos, podía sentir sus cálidos labios, y sus abrazos, su presencia a mí lado, el latir de su corazón, la mirada en sus ojos, pensaba en nuestro encuentro, más al abrir mis ojos solo estaba mi soledad junto a mí.

Nuestras miradas se encontraron por un instante, el tiempo pasaba con lentitud debajo de la lluvia, por tanto tiempo espere tu llamada, por tanto tiempo planee tal encuentro, pero no te entretendré más, sé que te está esperando alguien y que te ha dicho que no tardes. Mi mirada bajó con suavidad al ver tus ojos cristalinos, yo ya no era parte de tu vida, y ella te esperaba impaciente.

-Solo un último favor te pido antes de marcharme, dile que te cuide mucho ¿Me prometes que lo harás? - Me di la vuelta y partí sin esperar tu respuesta, no debías verme llorar, ahora estarás mejor sin mí, vuelve pronto te esperamos mi soledad y yo…


Off: Creo que esta entrada esta muy extraña, pero es en base a una canción que me gusta bastante y por ende, tiene trozos de esa canción.